Entrevista realizada por Yanina Morales y Wenceslao Argiró. Tucumán, octubre de 2019.)
Segunda entrega del Ciclo de Entrevistas: «Conociendo a nuestros Formadores», un espacio diseñado por el Equipo de la Escuela Judicial, con la intención de acercar la opinión y el pensamiento de nuestros Formadores. En esta oportunidad entrevistamos al Dr. Rafael Blanco Suárez (Universidad Alberto Hurtado – Chile)
Para acceder a la Primera entrevista del Ciclo realizada al Dr. Alberto Binder podrán hacer click en el link que se encuentra a pie de esta página.
¿Qué lees habitualmente? (en prensa gráfica y en web, incluyendo diarios y publicaciones periódicas generales o especializadas, de cualquier frecuencia).
En lo que respecta a lo nacional, en Chile, suelo leer El Mostrador, El Mercurio y la Tercera para contrastar líneas editoriales, pero también leo prensa extranjera porque el fenómeno de la globalización nos exige informarnos sobre lo que está pasando en el mundo, dado que esas ideas, esos debates, terminan influyendo en las ideas y en las acciones locales. En lo que refiere a prensa extranjera te diría que valoro mucho la calidad periodística del diario El País, sobre todo la sección internacional, BBC Mundo también tiene enfoques de noticias con una perspectiva más amplia que te permite complementar lo estrictamente local, por ejemplo tiene una cobertura de Asia y de África que son difíciles de encontrar en otros medios. Y también veo CNN internacional que brinda una cobertura de Centro América, el Caribe y Norteamérica.
¿Qué profesores/as, de grado o posgrado, influyeron más en tu formación profesional?
Creo que en mi gusto por el área penal tuvo mucho que ver el contacto con Enrique Cury, un penalista dogmático chileno muy destacado que fue mi docente en cursos especializados. Otro que si bien no fue mi profesor pero que me permitió complementar mi mirada en el área penal fue Juan Bustos, con quien, en su rol de diputado, interactuamos en el debate público sobre la defensa de los proyectos de la reforma al sistema procesal penal. Hay otros profesores o académicos que influyeron en mi pero con los cuales interactúe no como alumno sino más bien en el ámbito de políticas públicas y ahí Alberto Binder fue muy influyente, porque cuando iniciamos el proceso de reforma del sistema penal Alberto tuvo mucha incidencia en las ideas, en esas concepciones doctrinarias que te permitían ir entendiendo las articulaciones críticas del modelo acusatorio, en ese periodo leí mucho a Maier; y en el medio nacional Raúl Tavolari fue un referente doctrinario importante.
¿Qué obra teórica fue fundamental para determinar tu orientación, o marcó un quiebre en tu biografía?
Creo que es difícil elegir una, ya que uno al final tiene influencia de muchos autores, probablemente más en la formación de posgrado que de grado, porque hay muchas obras que uno no aprecia del todo durante el grado. Tratando de seleccionar te diría las obras de Maier de Derecho Procesal, que es una lectura obligatoria para cualquiera que quiera entender la lógica del sistema procesal penal, y sobre todo los quiebres del paso del sistema mixto al sistema acusatorio; los textos de Aberto Binder que tienen un enfoque más político criminal que es central para complementar la obras de Maier; y las obras de Ferrajoli porque entrelazan muy bien aspectos de derecho procesal y derecho público y eso te permite entender bien la lógica de los derechos fundamentales y sus problemáticas más profundas. Dentro de mi área disciplinar y en lo que respecta a obras más actuales me parecen muy interesantes las obras de algunos autores norteamericanos y puertorriqueños que tiene trabajos de calidad sobre reglas de evidencia, sobre estándares probatorios, un área disciplinar poco desarrollada en América Latina pese a ser de una importancia crucial. Allí se juega fundamentalmente el respeto por los derechos y garantías, ya que finalmente la construcción de un juicio tiene que ver con la calidad de la información y la calidad de la información a su vez tiene que ver con el modo en que los operadores del sistema son capaces de entender los límites del accionar de las agencias del Estado pero esto deviene en puro discurso teórico si no se establecen criterios muy específicos sobre admisibilidad probatoria, por eso la lectura de estos temas me parece crítica para poder avanzar hacia un derecho procesal de tercera generación.
¿Cuál fue el trabajo o labor que te deparó —o te depara— mayor felicidad profesional?
Yo te diría que el gran proyecto profesional de mi vida, fue formar parte del grupo de trabajo que instaló la reforma procesal penal en Chile. Lo hice trabajando desde el Ministerio de Justicia conducido por la Ministra Soledad Alvear que encabezó ese proceso y que logró formar un grupo de abogados y académicos que marcaron un hito referencial en la transformación del sistema de justicia en Chile. Además ese proyecto después generó también una línea de trabajo académico. En ese proyecto me tocó participar primero como Jefe de la División jurídica del Ministerio de Justicia y después como Coordinador Nacional del proceso de reforma, esa diversidad de roles me permitió tener una mirada interdisciplinar muy interesante porque la reforma implicaba variables normativas, organizacionales, de gestión y culturales que me permitieron aprender a analizar, a discutir las problemáticas de implementación con economistas que te presentaban enfoques distintos a los que te habías planteado, enfoques que te alertaban sobre los problemas de instalación, sobre las resistencias propias de las culturas organizacionales imperantes…
Esas cuestiones por las cuales la lectura de los trabajos de Binder se vuelven imprescindibles?
Totalmente, esos enfoques me permitieron enriquecer mis análisis desde una perspectiva de política pública que me fue muy útil en todos los procesos de reforma penal en los que me ha tocado trabajar en República Dominicana, Perú, México, Uruguay. Todo ello incidió mucho en la tarea que actualmente disfruto mucho que es la enseñanza de litigación oral estratégica y el derecho procesal penal comparado, que es a lo que me dedico hoy.
¿Mirás series de televisión? ¿Cuáles recomendarías?
Si, jajaja gasto mucho tiempo en eso, una que me gustó mucho siempre fue Criminal Minds, combinaba aspectos jurídicos con aspectos de investigación focalizados desde temas de psicología y psiquiatría llevado a lo forense, pero cuando estoy cansado y no quiero pensar mucho me entretiene mucho CSI. Y pensando en series por ahí mas vinculadas a lo jurídico, aparecen Suits, Billions,…. En otra área me ha enganchado mucho Mad Men tiene esa doble mirada, una mirada historiográfica pero también la pregunta acerca de cómo esas variables históricas se preservan en la actualidad, cuáles hemos logrado vencer y cuáles no. También recomendaría HomeLand, Designated Survivor, Stranger Things, y The Big Bang Theory, y luego aquellas series icónicas como Start Trek, Imbatibles, Star Wars y la última que empecé a ver por la insistencia de mis hijos fue Game of Thrones (GOT) y la verdad que fue un acierto absoluto…
Terminaste de ver GOT?
Si.
Que te pareció el final?
Creo que los finales nunca logran satisfacer a los fans, porque en el fondo hay un deseo de que ese final no sea tal; por eso tiendo a no juzgar una serie por los aciertos o desaciertos que puede haber tenido un director en el final de una serie. Pero me encantó el guión general, sobre todo los diálogos sobre esas lógicas maniqueas sobre el bien y mal.
¿Cuál es la persona (actual o histórica) que más admira en el campo del derecho?
Que difícil, me cuesta identificar una persona, creo que uno por ahí se va apoyando más en uno u otro autor según el problema que tenga en frente, y que parte de la madurez como académico reside justamente en poder ir identificando cuales de esas herramientas responde más a la consulta que te realizan o al problema que tienes delante. Podría nombrarte a John Marshall por su enorme aporte en el campo de la justicia caso; a Luigi Ferrajoli, Jeremy Bentham por su preocupación teórica por un aspecto muy poco trabajado, como el de la prueba en el derecho penal; a Earl Warren porque desde con su rol de abogado en la Suprema Corte fue determinante en el desarrollo jurisprudencial que delineó la mirada de derechos y garantías que encabezan muchos de los referentes judiciales que establecen límites al accionar de las agencias estatales de persecución….
Desde luego, se entiende la dificultad para elegir uno, mas teniendo en cuenta la envergadura de las construcciones teóricas de las personalidades que nombrás, pero por ahí hay alguna particularidad de alguno de ellos que exceda lo teórico y que haga que se destaque del resto? que merezca tu admiración?
Si, en ese caso podría ser Warren por el contexto en el que realizó esos aportes, es decir siguen siendo relevantes actualmente y fueron elaborados en los años 50/60 en un contexto mucho más complejo.
Si te pregunto por una virtud propia y por un defecto, cuales serían?
Puedo tomarme 10 minutos para pensar? Jajaja…
El defecto es que algunas veces soy muy evasivo? Jaja
Jajaja… yo te diría que una virtud que creo tener, que creo que me ha ayudado mucho en mi vida académica y profesional es la capacidad de armar proyectos y eso tiene que ver con que soy inquieto y algo ansioso y me gusta estar siempre activo, eso se ha traducido en estar atento a aprovechar las condiciones y oportunidades para ir armando proyectos en mi vida académica y profesional y en eso es crucial armar equipos, me ha tocado armar equipos cuando estuve en el Ministerio de Justicia para armar la división jurídica y luego para armar la unidad coordinadora de la reforma, luego me tocó trabajar en el primer gobierno de la Presidenta Michel Bachelet y ahí tuve que definir el equipo que estuvo a cargo de proponer las reglas de probidad, transparencia y modernización del Estado. La misma tarea tuve que realizar cuando fui Decano de la Facultad de Derecho de la Universidad Alberto Hurtado en Chile y esa capacidad, esa ansiedad, es una buena virtud que te lleva a estar pensando en términos de futuro y en prospectar y proyectar.
Canalizas la ansiedad por el lado de la proyección?
Si si, es una buena manera de canalizarla, y en cuanto a los defectos… como decirlo? a veces esa ansiedad me juega malas pasadas, creo ser bastante autocrítico, y a veces ese nivel de autocrítica hace que me cueste mucho, que me cueste demasiado disfrutar los éxitos.
Cuál es tu lugar o ciudad preferida y por qué.
Esa esta fácil…
Tucumán?
Ja ja justamente jaja. Yo te diría que el lugar que más me gusta es ese lugar donde yo puedo disfrutar con mi familia y mis amigos y ese lugar es Tunquen, una localidad de la Quinta Región, donde tenemos una casa, un espacio muy íntimo para la familia y los amigos, un lugar de disfrute y de desconexión. Y luego el otro tipo de ciudades que me gustan son esas ciudades que te puedes apropiar, que puedes hacerlas tuyas y una de esas ciudades es Buenos Aires donde de repente puedo tener una reunión en el Petit Colón y eso es maravilloso; también me gusta mucho Washington, me ha tocado ir mucho a ambas por cuestiones académicas y profesionales y en la dos tienes muchas cosas por fuera de esos espacios académicos, por ejemplo en Washington, el Madams Organ es un bar donde puedes escuchar buen jazz, buen blues. Ahora en términos de belleza a mi juicio Budapest es la número uno y Estocolmo la número dos.
¿Qué fallo (o disidencia) te hubiera gustado suscribir?
Uno sería Miranda vs Arizona, y esto lo digo claramente desde mi área disciplinar porque es un fallo referencial, icónico, que sigue marcando hasta el día de hoy una comprensión de los límites de la persecución penal y del sistema de protección de garantías. El otro fallo sería Crawford, este es más reciente también de la Corte norteamericana, y lo refiero porque rescata muy bien el sentido de la confrontación en el juicio penal, pero pensado en el sentido más profundo de tu pregunta. Por último, si bien no es técnicamente un fallo, lo que más me hubiese gustado redactar es el Informe Rettig, que es un informe que alude a las violaciones de derechos humanos ocurridas durante la dictadura en Chile, afortunadamente tengo buenos amigos que formaron parte de esa comisión de trabajo, y a mí me hubiese encantado ser miembro de la misma.
¿Sobre qué caso(s), tema(s) o proyecto(s) te encuentras trabajando actualmente?
Yo creo que uno de los grandes debates actuales en el derecho procesal se halla en como profundizar la enseñanza en el litigio estratégico en ese área. Junto con otros colegas escribimos un Manual de litigación que creo que tuvo un razonable impacto en Chile y algunos otros países, y actualmente nos encontramos trabajando en una segunda versión de ese manual que incluya las experiencias que recogimos en estos últimos 15 años en lo que refiere a los desafíos del litigio y las técnicas de litigación. Otro ámbito en el que estamos trabajando y escribiendo junto a otros colegas es el que refiere a las ventajas del sistema de jurados, es un tema muy interesante que comprende debates sobre derecho procesal, derecho político y sobre teoría política; y en contexto del cual estamos mirando con atención las experiencias recientes de las provincias argentinas que instalaron el sistema.
Cuando decís que comprende cuestiones de teoría política te referís a la crisis de legitimidad que enfrenta el poder judicial?
Creo que hay un consenso generalizado en que la ciudadanía no entiende el funcionamiento de los sistemas penales ni siquiera de aquellos que funcionan con estándares razonables, eso se traduce en un grave problema de legitimidad que si bien puede estar relacionado con algún déficit comunicacional creo que también tienen que ver con una deficiencia de educación cívica, y eso me lleva a pensar que una manera de abordar ese problema de legitimidad es incorporando a la ciudadanía a los sistemas de justicia. Si uno mira Europa continental, si mira América puede ver que los países con alto niveles de desarrollo tienen a los ciudadanos formando parte de los sistemas de justicia penal y por ello creo que Chile debe encaminarse a discutir la pertinencia, la utilidad y las ventajas de instalar un modelo de jurados populares. Y por último estamos trabajando con colegas de Chile, de Puerto Rico y de Estados Unidos para producir material académico sobre estándares y reglas de evidencia en los procesos penales.
¿Cuál fue la obra artística (disco, teatro, cine) o libro no jurídico (de ficción o no ficción) que más te impactó en los últimos tiempos?
De las primeras obras que recuerdo que me marcaron mucho es “La Colmena” de Camilo José Cela … también disfrute mucho leyendo “La fiesta del chivo” de Varga Llosa creo que parte porque me vincula mucho con República Dominicana que es un espacio donde yo he trabajado fuertemente en el sistema de Justicia por lo que esa obra generó una conexión especial entre la historia de República Dominicana y mi experiencia trabajando allí como académico. Y otro libro reciente que me gustó mucho fue “La Muerte del Comendador” de Haruki Murukami. Y con respecto al cine de lo que vi últimamente me gustó mucho “La Mula” de Clint Eastwood que también sobresalió con Gran Torino, aunque no comparto la visión política de él, sus obras son geniales. También disfruto mucho las obras de Ricardo Darín, “El Secreto de sus Ojos” me encantó y también me parece muy recomendable “Un Amor Inesperado”.
Según lo que sabe y conoce del sistema actual, ¿tenés confianza en la Justicia?
La confianza en la justicia yo la asocio con la presencia de instituciones que funcionan, es decir que generan razonables expectativas de predictividad porque garantizan altas dosis de imparcialidad, esto se vincula directamente con la necesidad de consolidar Fiscalías y Defensorías eficientes e independientes del poder político. Por desgracia creo que este aspecto, el de la consolidación institucional y la garantía altos niveles de imparcialidad de los sistemas de justicia sigue siendo un gran desafió en la mayor parte de los países de América Latina. En lo que respecta a mi país pienso que tenemos estándares razonables de independencia judicial, sobre todo externa (con respecto a otros poderes del Estado y otros agentes externos). Creo que debemos hacer mayores esfuerzos por fortalecer la independencia interna, pero confío razonablemente en la justicia de mi país, pero así también creo que mantener esos estándares es un esfuerzo continuo, pienso que ello requiere una constante revisión porque si hay algo que podemos observar en el mundo es que los sistemas de justicia que dejan de reflexionar críticamente sobre sus prácticas y sus fines empiezan por burocratizarse y terminan luego operando con bajas dosis de convicción y de vocación, y eso impacta de manera claramente negativa en el servicio de justicia.
¿Qué te hubiera gustado ser o hacer, de no haber estudiado abogacía?
Mmm a eso me gustaría plantearlo desde dos dinámicas, una más profesional y otra más recreativa. Con respecto a lo profesional, me hubiese gustado estudiar Economía, de hecho todos mis hijos estudian economía, es una ciencia que siento atractivamente compleja porque tiene un enfoque más multidisciplinar dado que integra variables de psicología, de sociología social, de estadísticas, de administración y además creo que para todo actor que quiere incidir en políticas públicas el estudio de la economía juega un rol muy significativo. Y desde el punto de vista más de un hobby me hubiera encantado ser un buen chef, disfruto cocinando junto a mi señora, disfruto la gastronomía, una buena comida es un placer muy difícil de comparar, probablemente me hubiera gustado haber estudiado gastronomía en serio.
¿Cuál cree que es la influencia de la teoría jurídica en la práctica?
La academia tradicional fue siempre reticente a la necesidad de escrutar el modo en que la teoría influye en la práctica, pero creo que las reformas modernas tanto en el ámbito del derecho público como del derecho constitucional, o del derecho procesal, han evidenciado que el académico tiene cada vez más clara la convicción de que una buena teoría que no logra permear al operador termina siendo una divagación dogmática abstracta. Creo que los procesos de reforma más interesantes de los últimos 30 años han evidenciado que una buena teoría puede impactar positivamente en el comportamiento de los actores de sistema siempre que entienda y reconozca la necesidad de adoptar un enfoque que entrelace a la academia con esos operadores jurídicos. Y en lo que respecta a los modelos de acreditación universitaria, si nos detenemos a analizar la vinculación de la academia con el medio, y si para hacerlo utilizamos una perspectiva más moderna, podemos observar que esa interacción es crítica y que el espacio no tiene un rol pasivo sino que va interpelando al sector académico planteándole nuevos debates, nuevas necesidades. Todo ello debiera llevarnos a replantear el contenido de los estudios, la forma en la que estamos enseñando, la metodología que estamos implementando y la utilidad que eso tiene para encarar problemáticas sociales vigentes.
Según lo que sabes y conoces del sistema de formación actual, ¿cuáles son las áreas de vacancia en la formación de magistrados/as?
En primer lugar creo que debería fortalecerse la enseñanza de la dogmática procesal penal dado que cuando tienen lugar debates complejos, que entraman discusiones de derecho probatorio, surgen marcadas grietas de formación de esa índole. Y en segundo lugar creo que hay un déficit en lo que tiene que ver con cuestiones argumentales de los operadores. Los mensajes jurídicos suelen tener vacíos que no tienen que ver con lo normativo sino con la capacidad de expresar ideas, de argumentar, de persuadir; y eso produce discursos jurídicos repletos de abstracciones normativas que dificultan la comunicación y que impiden que los abogados puedan realizar un análisis integrador, lógico y razonable de la información que reciben y entregan.
¿Qué tiene que tener un buen magistrado/a?
Creo que tiene que generarse un enorme nivel de convicción acerca de la relevancia del rol del Juez y de la importancia del papel que juega en relación al sistema democrático como espacio de contención de la arbitrariedad, de protección del Derecho y sus garantías, de resolución de la disputa como instrumento de paz social. Me parece crítica para la subsistencia de la democracia republicana. Lo segundo que debe tener te diría que es una genuina imparcialidad e independencia, cautelar eso celosamente porque las cosas no deben serlo sino también parecerlo. Ahí el desafío de la imparcialidad es interna y externa, e imparcialidad objetiva y subjetiva y esto que parecen ser predicados teóricos, son cuestiones que se enfrentan todos los días. Creo también que la razonabilidad es una virtud crucial en un juez porque cuando tiene que resolver sobre una prisión preventiva, sobre una exclusión probatoria, un Juez debe tener la capacidad de expresar razonablemente los argumentos que sustentan su resolución, y eso requiere formación, instrucción y desarrollo argumental. Un juez sofisticado, complejo, pero al mismo tiempo razonable e independiente es la clave de una buena democracia.
La última parte del «cuestionario» no es una pregunta sino un pedido. Se te pide que nos cuentes en prosa y en primera persona, sobre tus recorridos educativos (lugar de primaria, secundaria, universidad, año de graduación), profesionales (docencia, cargos públicos, cargos privados, función actual) y misceláneos (familia, hobbies, y cualquier etcétera). No hay condicionamientos, y copiamos textualmente lo que recibimos.
En cuanto a mi formación académica y trabajos profesionales y docentes puedo decir que soy Abogado de la Universidad Católica de Chile y Master en Derecho Procesal Penal y Litigación por la Universidad Interamericana de Puerto Rico. Tengo un Postítulo en Derecho Penal de la Universidad de Salamanca, España. Asimismo soy graduado del curso de Litigación impartido por la Procuraduría Criminal de Estados Unidos.
He sido profesor visitante de las Universidades Florida International University, Loyola-Chicago, American University (todas de Estados Unidos) y Anáhuac (de México).
Actualmente soy profesor de Derecho Procesal Penal y Litigación Penal en la Facultad de Derecho de la Universidad Alberto Hurtado.
En la actualidad me desempeño asimismo como docente invitado en la Universidad Católica del Uruguay, colaboro en procesos de formación en la Escuela Judicial de Tucumán, Argentina, y soy docente invitado en la Facultad de Derecho de la Universidad Interamericana de Puerto Rico.
Soy Miembro del Consejo Consultivo del Capítulo Chileno de Transparencia Internacional, fui Consultor del Banco Mundial, del Banco Interamericano de Desarrollo, y de la Agencia de Cooperación Española, para proyectos de modernización del sistema de justicia en diversos países de América, y Consultor del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) para asistencia técnica en materia de reformas judiciales.
En el 2000 participé en la creación de la Facultad de Derecho de la Universidad Alberto Hurtado, siendo nombrado Decano de la Facultad de Derecho para el período comprendido entre enero de 2015 y diciembre de 2018.
En el sector público ocupé el cargo de Jefe de la División Jurídica del Ministerio de Justicia y Coordinador General para la instalación de la Reforma Procesal Penal por el Gobierno de Chile.
Probablemente mi historial académico está marcado por mi entorno, pues provengo de una familia de docentes universitarios donde el desarrollo intelectual es uno de los motores de la vida y vocación profesional. Ello fue una herencia que junto a mi hermana atesoramos de nuestros padres. Eliana, mi señora, proviene también de ese mundo, siendo docente Universitaria e Investigadora en el área de la ciencia y la genética humana. Tenemos tres hijos que optaron por el área de la Economía y la Administración, uno de los cuales tiene una fuerte inclinación por la vocación pública y de servicio con énfasis en políticas públicas. Son por cierto nuestro orgullo y pasión. A propósito de pasiones, debo confesar que una de ellas está ligada al fútbol, soy seguidor de un club de fútbol no apto para cardíacos, que nos hace sufrir y enloquecer de alegría…bueno, tal vez más lo primero aquel libro «Fiebre en las Gradas» de Nick Hornby.